La imagen de hombre honorable que siempre distinguió a Yuri de Gortari, perdura en la memoria de quienes lo conocimos. Así como también perdura, la inmensa capacidad de transmitir su pasión y conocimiento de la gastronomía mexicana.
Como alumnos del maestro Yuri, pudimos apreciar su lado más reservado, es decir, pudimos ver a un Yuri de Gortari firme, riguroso y entregado en la cocina; y, al mismo tiempo, a un Yuri de Gortari poseedor de un carisma y una personalidad altamente peculiares, que lo llevaron a enseñar y crear de la manera sui géneris en que lo hizo.
Contrario a la imagen estereotípica del chef – serio, riguroso, perfeccionista y malhumorado- el modus operandi del maestro Yuri, sorprendía a propios y extraños con la ruptura absoluta de esos paradigmas. Cómo no recordar en sus clases de cocina, los albures y las bromas de las que se valía para romper el silencio y la fatiga que trae consigo cocinar los sábados por la mañana. Entre muchas carcajadas y los sonidos de las cazuelas y las palas de madera, él siempre procuró darnos momentos de goce y unión que iban más allá de un simple gusto por la comida.
Aunado a esta cálida irreverencia, y como se ha sabido por los medios o por la voz del mismo maestro, se encuentra su constante renuencia a ser llamado chef. Yuri de Gortari, siempre se consideró un cocinero ya que, su idea, era la de aludir y fomentar la estructura de los cocineros o los caporales de las haciendas. Pues para él, siempre fue importante la total comprensión y respeto por la estructura de las cocinas mexicanas tradicionales, para así, rescatarlas como parte de nuestra cultura.
La anécdota
El maestro Yuri fue un hombre que gustaba mucho de los animales, en especial, los de origen mexicano como los xoloitzcuintles y los gallos. De este gusto surge la anécdota que quiero compartirles: en una ocasión, en ESGAMEX, el maestro nos presentó y presumió a su gallo giro de nombre “Apolo”. La sorpresa de ese momento introductorio llegó para nosotros cuando el gallo -siendo de una raza imponente usada para peleas- se dejó cargar y acariciar por el maestro como si fuera un cachorro.
También, en otras ocasiones, al llegar a la escuela pudimos ver a alguno que otro gato andando por el patio, pues como parte del uso y costumbre en las haciendas, se solía tener a estos animales dentro de las propiedades para mantener controladas aquellas plagas que podían invadir las cocinas y robar o contaminar los alimentos.
El adiós
Sin duda alguna, Yuri de Gortari es y ha sido considerado uno de los cocineros más importantes y valiosos de nuestros tiempos. Tanto los medios como el mundo gastronómico, han sido impresionados por el valor de su cocina pero sobre todo por el valor de su perspectiva gastronómica y humana, mismas que se reflejaron en sus platillos, en sus comensales y en nosotros, sus aprendices. Fue un hombre sobresaliente por construir, investigar, luchar y motivar a las personas a conocer y consumir productos de origen mexicano y productos del campo. Pero algo que irrefutablemente se tiene que contar y enaltecer es que, el maestro, ganó el corazón de todas aquellas personas que tuvimos la dicha y el privilegio de conocer su genialidad.
Con toda seguridad puedo decir, que se ha convertido en un hombre que ha trascendido en el tiempo, pues su legado de amor y pasión quedará en cada seguidor, estudiante y amigo.
Hasta pronto mi querido maestro.
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